A Vida participa en la creación de Aarde en Madrid, un espectacular restaurante inspirado en el continente africano
Mantener la esencia. Revisitar los orígenes. Redescubrir la herencia ancestral que brindan las tradiciones africanas. Estos son los pilares sobre los que se construye la identidad de Aarde, uno de los sensacionales restaurantes del Grupo Paraguas.
El local se establece como una suerte de templo gastronómico que rinde homenaje a la tierra. A una tierra primigenia. Tribal. Que sirve como base para construir un espacio auténtico, testigo de una evolución constante que no duda en exaltar la más desnuda pureza.
Situado junto a la Puerta de Alcalá en la capital madrileña, el establecimiento da cobijo a intrincadas formas orgánicas que se entrelazan en un juego de ritmos y direcciones expansivas para moldear un continente único. Diferente. Para crear una embaucadora e hipnótica dimensión que bebe de las tradiciones de una África atávica.
Aarde, como lugar, está diseñado por el estudio de interiorismo Hurlé & Martín, que ha contado con el trabajo de nuestros artesanos para construir un universo de texturas infinitas y acabados exclusivos. Un viaje al pasado fraguado en nuestra destreza a la hora de abordar proyectos de hostelería. En el expertise de A Vida.
Una cosmogonía a la carta
Rescatar recetas, sabores y métodos tradicionales suponen un ejercicio de memoria rabiosamente enriquecedor. Y este va de la mano del redescubrimiento de texturas, colores, formas y volúmenes que dan pie a la creación de un lugar especial.
Aarde se sumerge bajo una pátina de tonos terrosos y naturales. Cálidos. Tórridos. Pero suaves y delicados, creando un espacio diáfano y a la vez acogedor, que abraza a su público. Esta paleta cromática se sostiene gracias a la disposición de paramentos cuyos exclusivos revestimientos dilatan la luz del entorno. Revestimientos infinitos y sinuosos que impregnan la totalidad de las estancias de esencia A Vida.
Las serpenteantes formas orgánicas patentan el trabajo humano que hay detrás de todo el local. Dejan ver la huella artesanal del conjunto, poniendo el foco en las imperfecciones más sugerentes que revelan la más pura autenticidad. Reforzando este concepto, los volúmenes se erigen volubles y ondulantes, ramificándose por todo el espacio. Buscando siempre reencontrarse con las raíces que dan vida a Aarde.